Diseño de la presentación
El diseño de la presentación, consiste en tomar un conjunto de decisiones encaminadas a establecer las características gráficas del interfaz. Para ello hay que definir el estilo que se desea dar -en gran parte dado por el propio contenido del multimedia- por medio de la consideración de los siguientes aspectos:
- A nivel gráfico: estilo de las imágenes, de los elementos del interfaz (botones, iconos, etc.), de las fuentes tipográficas, etc.
- A nivel de medios: estilo en la redacción de los textos que aparecen en pantalla, de los sonidos -narraciones, efectos y música-, de las animaciones y vídeos.
- A nivel de puesta en serie: ritmo de la acción y los cambios, estilo de los efectos y transiciones así como de la interacción (grados de interacción e implicación del usuario)
Desde el punto de vista gráfico un producto hipermedia/multimedia puede definirse como un sistema de comunicación de masas basado en un conjunto de imágenes unido a cierto contenido alfunumérico dispuestos sobre una superficie plana expuesta a las miradas de los usuarios.
La pantallas de cualquier programa hipermedia, en especial la páginas web, se fundamentan en la eficacia comunicativa, es decir, en la transmisión de un mensaje a unos rececptores utilizando los recursos más efectivos. Un condicionante juega un papel muy importante: el espacio limitado para la articulación de ese mansaje -una superficie bidimensional de un tamaño dado-. A esto hay que unir el encuentro fugaz que en muchas ocasiones tiene el público con él. Por tanto, la creación de una página web o las diversas pantallas de un programa multimedia significa saber explotar adecuadamente una serie de recursos dentro de los límites espaciales y temporales en que quedan encuadradas. De ahí, el lugar preferente que posee la imagen y el juego gráfico frente al texto, en especial en las páginas principales o iniciales. La imagen y su disposición gráfica es más expresiva y más fácil de comprender, a la vez que, su captación por parte del receptor, es más directa y casi instantánea. En contrapartida el texto es más apropiado para transmitir significados más complejos y sutiles que el lenguaje de las imágenes es incapaz de expresar. Pero el diseño de la presentación no es la suma de una o varias imágenes y un conjunto de textos, sino que debe existir una conjugación y compenetración entre ambos elementos, de forma que conformen un sistema bimedia definido justamente por esta combinación y colaboración. De hecho muchas de las imágenes que normalmente se incluyen en la composición de una pantalla pertenecen a la categoría de imágenes comentadas, es decir, aquellas cuyo sentido sólo queda claro con la ayuda de la palabra o de un texto donde el binomio imagen-comentario es indisoluble[1].
Al lado de lo ya comentado hay que tener en cuenta que nuestra página va a entrar en competencia en un entorno -red internet- caracterizado por una inmensa cantidad de páginas a las que usuario puede acceder: de ahí la necesidad de potenciar su dimensión estética. A través de esta dimensión es posible presentar nuestro producto como un objeto capaz de llamar la atención, de ser un elemento atractivo para los ojos del público.
La creación de la presentación
Comenzaremos haciendo un breve estudio de los conceptos que giran en torno a la creación de los contenidos gráficos. Esto nos permitirá clarificar aspectos muy importantes en el análisis de esta forma de comunicación; al mismo tiempo que nos despeja de muchas confusiones propiciadas por el empleo indiscriminado de los términos involucrados.
En primer lugar nos centraremos en el concepto de grafismo. Se entiende por esta palabra como el conjunto de actividades que conducen a la materialización de la comunicación icónica. La palabra diseño debe distinguirse de la de grafismo -ya que con frecuencia se confunden-. Este término viene de designio o plan ideado de algo que se va a ejecutar. Su empleo correcto debe indicar no el producto o resultado gráfico sino precisamente al plan o proyecto que ha permitido su consecución. Con el concepto de diseño hacemos referencia al proceso mental y operacional con el cual se obtiene un resultado. En el caso del diseño interactivo hacer una gama de productos bajo los parámetros de los distintos medios digitales.
Clarificados en alguna medida estos dos conceptos nos centraremos en el proceso de ejecución de la presentación. En el momento de plantearse el diseño de una obra debemos tener presente que ésta surge a partir de una serie de condicionantes- tanto desde el plano del significado (contenido) como desde el plano de la expresión (técnicas y recursos)- que van a configurar un plan cuya finalidad será la materialización de un mensaje concreto -página web, pantalla-. Así pues el proceso de diseño se encuentra situado entre dos extremos: el propósito de realización y el mensaje final. Constituye un conjunto de interacciones entre tres aspectos: 1) el plan mental que el diseñador gráfico elabora a partir de los condicionantes, conforme a su cultura personal y profesional, su sensibilidad y su capacidad creativa; 2) los medios técnicos de que dispone y su adaptación a los fines y 3) el proyecto material, cristalización paso a paso del resultado del proceso de diseño.
Como todo acto de creación el diseño de una obra hipermedia constituye un conjunto de pasos sucesivos que permiten, a partir de una idea, construir la obra. En general, la secuencia de operaciones necesarias se constituye como un sistema estructurado, ordenado según una lógica creativa. Esta lógica creativa se traduce en un conjunto de estrategias que conducen a materializar las imágenes mentales -pertenecientes a la esfera de las ideas-. Como hemos apuntado, esta materialización surge de la confrontación dialéctica entre un autor -el diseñador-, los condicionantes previos y el medio específico dispuesto como vehiculador del mensaje. Tres etapas podemos señalar en este proceso: la, la materialización gráfica y la consecución del original. concepción/visualización
La concepción y visualización se traduce en la creación de un proyecto capaz de armonizar los condicionantes con que necesariamente viene acompañada la idea y las aspiraciones creativas, de manera que vislumbre las soluciones en forma de imágenes y mensajes. Esta etapa como configuradora del proyecto viene definida por una serie de objetivos generales: seleccionar, definir, estructurar, desarrollar los contenidos y su posible disposición. Aunque esta etapa es eminentemente conceptual generalmente concluye con un boceto o esbozo preliminar, que se dispone como un tanteo general sin ningún propósito de detalle. Debemos tener en cuenta -como dice Joan Costa- que el boceto comporta una cierta provisionalidad, ya que su objetivo es servir de modelo para los pasos técnicos siguientes, después de los cuales pierde su utilidad.
Con la materialización gráfica entramos de lleno en el grafismo, es decir, en la creación de los distintos elementos que van adquiriendo la forma planteada. Es el momento de concretar y de definir. Para ello el grafista opera siempre una elección entre un conjunto muy amplio de elementos fundamentales, con los cuales el mensaje será organizado, estructurado, compuesto. La necesidad de elección siempre estará presente independientemente de cuales sean los propósitos y las ideas que conducen a la concepción del mensaje gráfico o de cuales sean los condicionantes técnicos, los componentes icónicos y textuales.
En estas fases generalmente se emplean programas gráficos generalistas (de tipo vectorial o de mapa de bits) que permitan obtener una aproximación a la composición final.
El factor básico del trabajo gráfico es el soporte material -la pantalla como sustento final del mensaje-. Este soporte se caracteriza por ser un espacio bidimensional, un plano con unos límites específicos, pero con un tamaño final determinado por la resolución del monitor en la que se visualice. Dentro de este espacio gráfico la obra poseerá unas medidas y proporciones que serán el resultado de un conjunto de premisas de orden creativo, normativo y técnico.
En este espacio bidimensional se incorporarán, combinándose de diversas maneras, los elementos del grafismo. De manera esquemática podemos disponerlos en cuatro categorías.
A. Los componentes textuales (Titulos, Slogans, Textos). El papel de la tipografía es fundamental a la hora de materializar estos componentes textuales.
B. Los sistemas de signos (marcas normalizadas, escudos, etc.)
C. Los componentes icónicos (ilustraciones). Es importante destacar el papel de las técnicas de producción de imágenes ya que las múltiples variedades existentes determinan una necesidad de especialización.
D. Los elementos gráficos (líneas, orlas, fondos, franjas, recuadros, tramas y texturas, colores, iconos, barras, etc.).
La tercera etapa comprende la consecución del original, conjunto de operaciones que conducen al montaje íntegro, al acabado definitivo. Se constituye en una etapa final del proceso de diseño pero como paso intermediario entre el proyecto planteado en el boceto y la publicación final. Para esta etapa deben utilizarse los programas específicos para el tipo de obra a realizar (por ejemplo, herramientas de autor como Macromedia Director para proyectos multimedia off-line, editor de páginas web como Macromedia Dreamweaver para proyectos hipermedia on-line)
La composición aspecto fundamental en la comunicación gráfica
Conscientes de la complejidad del fenómeno compositivo y de los elementos que la articulan, nos limitaremos en este estudio a describir esquemáticamente todos aquellos aspectos más generales.
Etimológicamente componer significa "poner junto" y se entiende como el acto de "integrar los diferentes elementos en un orden superior que los armoniza (unifica) y dota de sentido -trata pues de- estudiar las relaciones de las partes entre sí y de éstas con el conjunto"[2]. La página web o la pantalla de un programa multimedia como mensajes son como un organismo formado por partes que se relacionan entre sí dando lugar a un todo, es decir, durante su creación han de actuar los principios básicos de la composición: el orden y la unidad.
Mediante el orden se disponen las unidades para que cada una ocupe el lugar que le corresponde, de manera que se integre en una "articulación superior, visible y con sentido"[3]. Mediante la unidad se relacionan los diferentes elementos, para así, sin perder su identidad, formar parte integrante de un todo. Significa, "la ligazón y el condicionamiento recíproco de todas sus partes"[4].
"El estudio de la composición ayuda a crear imágenes atractivas y con significado, que capten la atención del espectador e influyan en su manera de sentir"[5]. En la composición, se organizan y armonizan todos los elementos visuales que intervienen. Su objeto es la unidad, para que todos estos elementos contribuyan al efecto global, disponiéndolos según la intención a transmitir.
La composición plástica o bidimensional constituye la base de la comunicación visual, ampliamente estudiada en la artes plásticas, constituye uno de los elementos creativos de mayor magnitud. Hace referencia a todos los elementos que forman la materia prima de toda la información visual, su comprensión se hace desde el punto de vista estático. La composición plástica como base del lenguaje visual se construye por medio de las elecciones y las combinaciones que hace el autor para articular su mensaje. El comunicador visual desarrolla su discurso mediante la conjugación de los elementos formales y de relación que intervienen. Estos elementos "son los ingredientes básicos que utilizamos para el desarrollo del pensamiento y la comunicación visuales. Tienen la espectacular capacidad de transmitir información de una forma fácil y directa, mensajes comprensibles sin esfuerzo para cualquiera que los vea"[6]. Veamos algunos de los elementos que se manifiestan con mayor frecuencia:
Las entidades básicas son: el punto, la línea, el plano y el volumen.
El punto
Es la unidad básica, el más simple e irreductible elementos de comunicación visual, el punto sirve de base de construcción de la imagen en muchos medios de comunicación visual, como la fotografía, el vídeo, las artes gráficas. Recordemos que están compuestos por multitud de puntos yuxtapuestos que merced al poder separador del ojo o agudeza visual se produce un proceso de mezcla y organización en los ojos del observador, cuando este mira a cierta distancia. Esta capacidad del punto de conectar y dirigir la mirada es aprovechable a nivel compositivo. Cuando el elemento representado tiene suficiente grado de cerramiento y adquiere cierto grado de autonomía se constituye en un ente (una gota de tinta, una persona vista desde un plano lejano, etc). Cuando ocurre esto es susceptible de producir gran cantidad de efectos en la percepción del observador.
Un primer efecto lo constituye su gran fuerza visual de atracción sobre el ojo, lo que trae con sigo consecuencias cualitativas sobre la concepción de la composición. Cuando hay más de un punto se puede constituir como "herramienta para la medición del espacio"[7]. Al observar dos puntos somos capaces de saber con cierto grado de exactitud la distancia relativa que separa a ambos elementos. Los puntos son capaces de dirigir la mirada, mediante la creación de tensiones visuales, dotando a la imagen de cierto carácter dinámico. Si son dispuestos en gran cantidad y yuxtapuestos, estos son capaces de crear la ilusión de tono y color, principio, como decíamos, de los medios mecánicos de reproducción de la imagen.
La línea
Cuando la serie de "puntos están tan próximos entre si que no se pueden reconocer individualmente aumenta la sensación de direccionalidad, y la cadena de puntos se convierte en otro elemento visual distinto. La línea"[8] se caracteriza por su gran energía y dinamismo y por su precisión, creando vectores de dirección.
"La línea puede adoptar formas muy distintas para expresar talantes muy diferentes... puede ser muy delicada, ondulada o audaz y burda... puede ser vacilante, indecisa interrogante.."[9] y puede desempeñar diferentes funciones: crea dinamicidad, separa planos entre sí, da volumen a los objetos, ayuda a la representación de la tercera dimensión, etc.
La línea también dirige la atención de la mirada del observador y la velocidad con que son observadas; "con una selección apropiada, se pueden ajustar la vitalidad de la imagen y la velocidad con que el ojo la examina"[10]. Las líneas curvas tienden a verse a una velocidad pausada mientras que las líneas rectas y en zigzag son percibidas velozmente, "Las líneas y formas más sencillas atraen más rápidamente la atención que las complejas o inconexas"[11]
Según Millerson[12] el efecto de velocidad en las líneas de composición son:
1- Si predominan las líneas curvas son más lentas y sugieren efectos de calma y reposo.
2- Las líneas rápidas son por lo general rectas o ángulosas y crean una impresión de velocidad y vitalidad.
3- Las líneas de trazo continuo son más rápidas que las discontinuas.
La línea describe un contorno, los tres contornos básicos son: el cuadrado, el círculo y el triángulo equilátero. Cada uno tiene su carácter específico y produce sensaciones distintas en el espectador. "a cada uno se atribuye gran cantidad de significados, unas veces mediante la asociación, otras mediante una adscripción arbitraria y otras, en fin, a través de nuestras propias percepciones psicológicas y fisiológicas."[13] Al cuadrado se le asocian significados de torpeza, honestidad, rectitud y esmero; al triángulo, la acción, el conflicto y la tensión; al círculo, la infinitud, la calidez y la protección. "A partir de estos contornos básicos derivamos mediante combinaciones y variaciones inacabables todas las formas físicas de la naturaleza y de la imaginación del hombre"[14].
La representación del volumen
La imagen que nos presenta una pantalla es plana, sin volumen real. Este puede ser sugerido, por medio de la perspectiva. Recurso muy utilizado en la pintura, el dibujo, la fotografía, etc.
El tono o las variaciones de luz y sombra también es un elemento intensificador del volumen, "Vemos gracias a la presencia o ausencia relativa de luz, pero la luz no es uniforme en el entorno ... La luz rodea las cosas, se refleja en las superficies brillantes, cae sobre objetos que ya poseen una claridad o una oscuridad relativas. Las variaciones de luz, o sea el tono, constituyen el medio con el que distinguimos ópticamente la complicada información visual del entorno"[15], el tono se configura como una herramienta importante para comprender y expresar la sensación de la tridimensionalidad.
Pero el contraste tonal también tiene una influencia emocional. En la influencia tonal podemos atender a varios factores: El tono en sí, el predominio de tonos claros, produce un efecto de alegría, delicadeza, de apertura y sencillez; el predominio de los tonos oscuros crea un marco pesado, sombrío, sórdido y serio pero cuando se alivia con áreas de luz más pequeñas y definidas, el efecto tiende a convertirse en misterioso, solemne o dramático. El área ocupada por los tonos también marca influencias en el espectador, así cuando hay grandes áreas con valores oscuros o claros no destacables con poco contraste tonal, pueden resultar aburridos, mientras que grandes áreas bien marcadas y contrastadas dan una imagen vigorosa y llena de significado. Un tono realzado por pequeñas áreas distantes transmite animación y delicadeza. En la gradación producida por los distintos tonos provoca también efectos en el espectador, así cuando existe un gran contraste, con pocos tonos intermedios entre el valor más claro y el más oscuro sugiere agudeza, dureza, vitalidad y dinamismo. En cambio las amplias gradaciones tonales "mezclan las áreas haciendo que la vista se traslade desde la regiones más oscuras a las más claras. Sugiere suavidad, belleza, tranquilidad, imprecisión, falta de vigor y misterio"[16]. Y por último el contraste tonal también puede "dar énfasis a la forma y a la masa. Un área pequeña y oscura desaparece casi en un fondo blanco grande, mientras que un área pequeña clara sobresale en un fondo oscuro"[17].
El color
El color es el estímulo provocado por la energía luminosa comprendida en rango de longitudes de onda, es un elemento que juega un papel importantísimo. Viene a ser considerado como una de las experiencias visuales más penetrantes y que todos tenemos en común. Tiene la facultad de despertar las más variadas emociones. Como variable en la creación se convierte en una valiosa fuente de comunicación de mensajes visuales.
Al color se le asocian toda una variedad de significados simbólicos, producto de las preferencias que por lo común tiene el ser humano y que le hace relacionar un color determinado con algún tipo de sentimiento o emoción.
El rojo con la acción, la agresividad, el peligro, el sacrificio, el triunfo...
El azul con la armonía, la fidelidad, la confianza...
El verde con la naturaleza, el descanso, la esperanza...
Así cada color tiene numerosos significados asociativos y simbólicos señalados por diversos autores. Aunque también el color lleva aparejado un gran porcentaje de subjetividad. Cada persona reacciona de diferente forma ante similares estímulos cromáticos.
El color que percibimos es esencialmente luz, un objeto de un determinado color es aquel cuya superficie o refleja o transmite o emite ondas electromagnéticas de una gama limitada de longitudes de onda. También el color puede variar considerablemente en su interpretación a través de diferentes factores: por el color que ilumina la superficie, su ángulo, influencia del color anexo, etc.
Sobre el color percibido existen algunas convenciones experimentalmente admitidas y corroboradas por los investigadores:
· Influencia de la superficie. El color de una superficie lisa parece más saturado que el de una rugosa con el mismo color.
· Influencia de la dirección y calidad de la luz. Un objeto de un color parece más brillante y más saturado bajo una luz dura direccional que bajo una iluminación suave y difusa.
· Influencia del poder de separación del ojo. Hace referencia a la imposibilidad de separar que tiene el ojo de los pequeños detalles de color. "Cuando una escena contiene pequeñas áreas coloreadas distantes, la visión pierde el color a medida que se hacen más pequeños. El verdadero color del detalle fino puede resultar difícil de identificar. El amarillo por ejemplo, tiende a convertirse en gris claro, y un detalle azul puede confundirse con gris oscuro. De igual forma, áreas brillantes de verde, azul-verdoso y azul parecen idénticos cuando son muy pequeñas. Finalmente a medida que disminuye el tamaño del detalle, incluso los rojos fuertes y azul-verdosos se confunden de tal forma que sólo se detectan diferencias de brillo entre ellos"[18].
· Influencia de la cualidad del color. Al color se le adjudican cualidades de carácter térmico y de carácter espacial. A la gama de rojos y anaranjados se le asocia con lo cálido, mientras que la gama de los verdes y azules se asocia con lo frío. A los colores fríos se le relaciona con la lejanía y a los colores cálidos con la sensación de proximidad. A su vez los colores claros provocan la sensación de amplitud mientras que los oscuros limitan la percepción del entorno y proyectan espacios más reducidos y limitados. Subjetivamente también el peso pictórico de un color se ve a menudo influido por su propio color, los colores más cálidos parecen más pesados que los fríos y los colores más saturados que los menos saturados.
· Influencia del contraste simultáneo del color. La apariencia de cualquier color puede sentirse afectada considerablemente por el fondo que le rodea, un elemento verde sobre un fondo gris aparecerá más verde de lo normal, incluso el propio fondo gris tiende a tomar el color complementario y parecer más cálido.
· Influencia de la persistencia del color. Después de mirar una forma con un color determinado durante un período de tiempo se mantiene presente en nuestra retina durante un lapsus de tiempo, con la particularidad de que éste se verá en su color complementario.
La escala
En la composición se ha de tener en cuenta que todos los elementos visuales tienen la facultad de relacionarse, para modificarse y definirse unos a otros. Esto nos servirá para utilizarlo funcionalmente, acrecentando el poder descriptivo y expresivo de la imagen.
Existen fórmulas proporcionales sobre las que basar una escala, que sirven de apoyo para orientar el trabajo de composición. La fórmula proporcional se ha utilizado en el arte ya desde muy antiguo, la llamada Proporción áurea, la Sección Dorada o Sección Divina, basada en una fórmula matemática, aunque en la práctica muchos artistas la han utilizado de una manera intuitiva. Sus principios se establecen por ruptura de la regularidad relativa, la división de una recta en partes iguales resulta monótona y estática, carece de movimento e interés, pero resultará más agradable y atraerá más la atención cuando la división se hace en fragmentos desiguales siguiendo la razón de: la parte pequeña es a la mayor como la mayor es al todo. La proporción queda establecida de la siguiente forma: A:B=C:A.
Esta fórmula básica proporcional tiene múltiples aplicaciones en la determinación de encuadres y en la creación de imágenes que fácilmente agraden a la vista.
El equilibrio
El equilibrio es una tendencia en la practica totalidad de las composiciones, hay una necesidad de equilibrio en el hombre; se constituye "en la referencia visual más fuerte y firme del hombre, su base consciente e inconsciente para la formulación de juicios visuales"[19]. Para que una composición sea equilibrada "todos los factores del tipo de la forma, la dirección y la ubicación -deben determinarse mutuamente-, de tal modo, que no parece posible ningún cambio, y el todo asume el carácter de "necesidad" en cada una de las partes"[20]. Más que un equilibro de igualdad de simetría formal, de simplicidad poco atractiva y de disposición estática, lo que se pretende es que exista un "proceso de reajuste a cada variación de peso que se verifica mediante una respuesta de contrapeso"[21]. La falta de equilibrio es un factor desorientador, pero puede convertirse en un medio eficaz de provocar respuestas a la intención del mensaje.
Los efectos que puede provocar este factor son múltiples: van desde el reposo y la relajación a la tensión, todo depende de cómo estén dispuestos los elementos en el encuadre. El valor está en "cómo se use en la comunicación visual, en cómo refuerce el significado, el propósito, la intención y, además, en cómo pueda usarse como base para la interpretación y la comprensión"[22].
Por último cabe señalar dos elementos de relación importantes, La unidad y El ritmo.
Las imágenes deben mantener una coherencia interna, los elementos dispuestos en el ellas deben coordinarse según unas líneas de composición ya sean reales (relacionando las superficies o contornos) o imaginarias (líneas tensionales, de equilibrio, etc.) cuyo objeto será acentuar la sensación de unidad entre ellos. El ritmo ha sido ampliamente analizado, una definición bastante exclarecedora es la ofrecida por Vicent D'Indy[23] para el cual ritmo es "el Orden y la Proporción en el Espacio y en el Tiempo", el ritmo es un término estructural, por él se ordenan las líneas, las formas, los colores, las palabras y los sonidos. Visualmente responde a la atracción que sufre la vista, consiste en la repetición en variación de elementos componentes, siguiendo líneas constructivas marcadas. En este sentido se relaciona con el dinamismo, con la ilusión de movimiento, a partir del seguimiento de las formas secuenciales distribuidas en la superficie, que van creando "una sensación ilusoria de puesta en movimiento"[24], diferente del movimiento real, propios de la naturaleza los medios cinéticos.
[1]Moles, Abraham (dir.), La comunicación y los mass media, Mensajero, Bilbao, 1985.
[2]Gau Pudelko, S. Apuntes composición pictórica, pág. 27.
[3]Idem., pág. 28.
[4]Idem., pág. 30.
[5]Millerson, G. Técnicas de realización y producción en televisión, pág. 93.
[6]Dondis, D.A. La sintaxis de la imagen, pág. 80.
[7]Idem, pág. 55.
[8]Idem., pág 56.
[9]Idem., pág. 58.
[10]Millerson, G. Técnicas de realización y producción en televisión, pág. 107.
[11]Ibidem.
[12]Idem., pág. 58.
[13]Ibidem.
[14]Idem., pág. 59.
[15]Dondis, D.A. La sintaxis de la imagen, págs. 61-2.
[16]Millerson, G. Técnicas de realización y producción en televisión, pág. 103.
[17]Ibidem.
[18]Idem., pág. 113.
[19]Dondis, D.A. La sintaxis de la imagen, pág. 35.
[20]Pudelko, S. Apuntes composición pictórica, pág. 36.
[21]Dondis, D.A. La sintaxis de la imagen, pág. 36.
[22]Idem, pág. 39.
[23]Curso de composición musical, citado por Reyes Duque, M. en la Visión dinámica en el arte, pág. 234.
[24]Reyes Duque, M. La visión dinámica en el arte, pág. 240.